Hace unos meses, una amiga me contó algo que me dejó helada. Estaba en su casa, tan tranquila, mirando sus redes sociales como cualquier día. Y entonces vio un mensaje que, al principio, pensó que era solo una broma, pero no lo era. Un excolega de trabajo había comenzado a atacarla en Instagram. No era nada nuevo; ya había tenido sus problemas con él, pero esto había traspasado la línea.
Los mensajes empezaron a ser cada vez más crueles y personales. Al principio, eran comentarios sobre su apariencia, sobre sus «defectos». Pero luego vinieron las amenazas. De repente, estaba enfrentando lo que muchos llaman ciberacoso. Y lo peor: no sabía qué hacer, ni cómo escapar.
Lo que comenzó como algo aparentemente inocente, rápidamente se convirtió en un monstruo que destruyó su autoestima. No solo la afectaba en el trabajo, sino también en su vida diaria: dejó de salir con sus amigos, no quería ir a trabajar y pasó días sin querer mirar su teléfono.
El impacto del ciberacoso
Este tipo de acoso, que ocurre principalmente en plataformas digitales como Instagram, Facebook y TikTok, está afectando a más gente de lo que nos gustaría pensar. Según un informe de la Fundación ANAR, el 28 % de los adolescentes en España han sufrido ciberacoso, y un dato aún más alarmante es que el 10 % de ellos considera que este acoso ha afectado gravemente su salud mental.
Desde luego, el ciberacoso no es solo joke, como algunos creen. Tiene consecuencias reales. Es un fenómeno que explota la vulnerabilidad de las personas, especialmente de adolescentes y jóvenes, quienes pasan una gran parte de su vida online. El anonimato que brindan las redes sociales hace que algunas personas se sientan con libertad para atacar, sin tener en cuenta el daño que pueden causar.
¿Por qué ocurre el bullying online?
Expertos coinciden en que el ciberacoso tiene raíces en la falta de empatía, la necesidad de destacar y la influencia de las redes sociales en la percepción que la gente tiene de sí misma. La competencia constante por likes y followers, y la aprobación de los demás, ha creado un entorno donde muchos buscan la validación a través de la humillación de otros.
Según Dan Olweus, psicólogo noruego y uno de los mayores expertos en este tema:
El bullying no solo destruye la confianza y autoestima de las víctimas, sino que puede tener consecuencias psicológicas a largo plazo».
Lo más triste de todo esto es que muchas veces quienes sufren ciberacoso no buscan ayuda, porque sienten vergüenza o miedo a ser juzgados. La idea de que deben ser «fuertes» y «aguantar» está tan arraigada en nuestra cultura que muchos prefieren sufrir en silencio.
El papel de las redes sociales
Las redes sociales pueden ser una herramienta maravillosa para conectar con amigos, compartir experiencias y aprender. Sin embargo, también han sido un caldo de cultivo para la agresividad, el acoso y la intolerancia.
Según un estudio de Pew Research, el 74 % de los jóvenes entre 12 y 17 años aseguran que las redes sociales tienen un impacto negativo en su bienestar emocional, debido a la constante comparación con otros y la presión por cumplir con expectativas irreales.
¿Cómo prevenir y actuar ante el ciberacoso?
Es fundamental hablar sobre el tema, crear conciencia y educar tanto a padres como a hijos sobre los peligros de las redes sociales. De acuerdo con la psicóloga María Jesús Álava Reyes, “la educación emocional y la empatía son claves para prevenir que los jóvenes caigan en estas dinámicas tóxicas. No se trata solo de decirles lo que está mal, sino de enseñarles a gestionar sus emociones y a comprender las de los demás”.
Si eres víctima de ciberacoso, lo más importante es no quedarse callado/a. Si eres menor de edad, busca ayuda de un adulto, ya sea tus padres, un profesor o un amigo cercano. Si eres mayor, comparte tu angustia con un ser querido y busca ayuda enseguida. El acoso online, al igual que el físico, no tiene justificación.