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Deliciosos camarones en salsa de queso

Esta receta que combina la cremosidad del queso con el sabor intenso del camarón es irresistible y muy fácil de hacer.
Por Migdalis Pérez

Por Migdalis Pérez

Si hay algo que me hace feliz en la cocina, es la combinación de mariscos y queso. Y dentro de ese universo de delicias, los camarones en salsa de queso ocupan un lugar especial. Esta receta, que descubrí hace más de 10 años, se ha convertido en mi especialidad y en la favorita de mis invitados.

Hallazgo delicioso (aunque no tan original)

Desde que tengo memoria, el camarón ha sido mi marisco preferido. Su versatilidad y su sabor lo convierten en el protagonista perfecto para incontables recetas. Pero si a eso le sumamos el queso —otro de mis grandes amores gastronómicos— el resultado es simplemente irresistible.

Recuerdo la primera vez que hice camarones en salsa de queso. No seguí ninguna receta, solo me dejé llevar por la intuición. Usé camarones precocidos, los salteé con ajo, cebolla y tomate, y al final los cubrí con queso parmesano rallado. Para completar el plato, preparé unos tostones doraditos. Fue amor a primera vista. O mejor dicho, a primer bocado.

Durante un tiempo, creí que había inventado una joya culinaria. Pero, para mi sorpresa, cuando empecé a explorar más sobre cocina y a visitar restaurantes, me di cuenta de que esta receta ya existía y que tenía muchísimas versiones. ¿Decepción? Un poco. ¿Motivación para perfeccionarla? ¡Totalmente!

Mi versión mejorada: más queso, más sabor

Con el tiempo, fui refinando mi receta hasta convertirla en lo que es hoy: un plato infalible que siempre arranca suspiros. Ahora, en lugar de solo queso parmesano, uso una mezcla de quesos que puede incluir cheddar, manchego o azul, dependiendo de lo que tenga en la nevera (o de lo indulgente que me sienta ese día).

Además, la salsa ha evolucionado. Ya no es solo un sofrito simple; ahora la preparo con mantequilla, aceite de oliva, ajo, cebolla, orégano, sal, pimienta y un toque de pasta de tomate. Esta combinación realza el sabor de los camarones, y los envuelve en una textura cremosa y reconfortante.

¿El acompañamiento ideal? Sin duda, arroz blanco y tostones crujientes. Así lo comemos en casa, y créeme, casi no hay necesidad de fregar los platos después, porque quedan impecables de tanto aprovechar la salsa.

Un platillo que sigue dando sorpresas

Lo mejor de esta receta es que nunca se desperdicia. Si te sobra un poco (cosa rara, pero posible), puedes transformarla en algo completamente nuevo al día siguiente. Desde unos deliciosos tacos de camarón con queso hasta una pasta cremosa o un relleno para bocadillos.

Así que si eres amante del queso y los mariscos como yo, te invito a probar esta receta. Te aseguro que se convertirá en una de tus favoritas, y quién sabe, tal vez termines creyendo (como me pasó a mí) que la inventaste tú. ¡A disfrutar!

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