Hace tan solo unos años atrás, pensábamos que la moda rápida (fast fashion) ya iba a toda velocidad con gigantes como Zara y H&M. ¿Qué decir ahora con la verdadera revolución que estamos viendo? Con la llegada de Shein, Temu y otras plataformas de ultra-fast fashion, las reglas del juego han cambiado por completo: prendas nuevas cada día, precios absurdamente bajos y tendencias que duran lo que un video viral de TikTok. Pero ¿a qué precio?
El fenómeno que está cambiando la industria (para bien y para mal), bautizado por muchos expertos como «sheinización de la moda», ha generado debates en la industria. ¿Es un avance o una amenaza?
El concepto de la moda ultrarrápida
Si la fast fashion ya producía ropa en tiempos récord, la moda ultrarrápida la ha llevado al extremo. Marcas como Shein sacan hasta 10,000 productos nuevos al día (sí, ¡al día!), mientras que Zara o H&M lanzan colecciones cada dos semanas.
La clave de su éxito está en su modelo de producción digitalizado, que analiza en tiempo real lo que la gente quiere y lo fabrica en cuestión de días. Si algo se vuelve tendencia en redes, en menos de una semana está a la venta por pocos dólares.
Según un informe de Business of Fashion, Shein se ha convertido en la marca más descargada del mundo, superando, incluso, a Amazon en ventas de moda. Su éxito radica en una mezcla de precios ridículos, influencers que promocionan sus hauls masivos y un marketing agresivo en redes sociales.
El lado oscuro de la “sheinización”
Obviamente, no todo es brillo y glamour. Este modelo tiene un costo ambiental y social enorme.
- Impacto ambiental: La moda es la segunda industria más contaminante del mundo y la ultra-fast fashion ha multiplicado el problema. Según The Guardian, Shein produce ropa de calidad tan baja que muchas prendas duran solo uno o dos usos antes de ser desechadas.
- Condiciones laborales: Investigaciones de BBC y The New York Times han revelado que en muchas fábricas proveedoras de Shein, los trabajadores hacen turnos de hasta 75 horas semanales por salarios mínimos. Una vergüenza total.
- Sobreproducción y basura textil: Un estudio de Greenpeace advierte que la moda ultrarrápida genera un boom de residuos textiles, con toneladas de ropa acumulándose en vertederos de África y Sudamérica.
Elizabeth Cline, autora de Overdressed: The Shockingly High Cost of Cheap Fashion, lo resume así:
«Nunca antes hemos consumido ropa a un ritmo tan insostenible».
¿Hacia dónde va la moda?
Ante las críticas, Shein y otras marcas han intentado mejorar su imagen con programas de reciclaje y promesas de sostenibilidad. Sin embargo, los expertos dudan de su impacto real.
Mientras tanto, hay un renacer del slow fashion: marcas que apuestan por calidad, producción ética y prendas atemporales. Y cada vez más consumidores empezamos a preguntarnos si realmente necesitamos tanta ropa desechable. Yo, por ejemplo, no.